domingo, 20 de junio de 2010

Te acordarás un día.


Te acordarás un día de aquel amante extraño
que te besó en la frente para no hacerte daño.
Aquel que iba en la sombra con la mano vacía
porque te quiso tanto... que no te lo decía.

Aquel amante loco... que era como un amigo,
y que se fue con otra... para soñar contigo.

Te acordarás un día de aquel extraño amante,
profesor de horas lentas con alma de estudiante.
Aquel hombre lejano... que volvió del olvido
sólo para quererte... como a nadie ha querido.

Aquel que fue ceniza de todas las hogueras
y te cubrió de rosas sin que tú lo supieras.

Te acordarás un día del hombre indiferente
que en las tardes de lluvia te besaba en la frente.
Viajero silencioso de las noches de estío
que miraba tus ojos, como quien mira un río.

Te acordaras un día de aquel hombre lejano
del que más te ha querido... porque te quiso en vano.

Quizás así de pronto... te acordarás un día
de aquel hombre que a veces callaba y sonreía.
Tu rosal preferido se secara en el huerto
como para decirte que aquel hombre se ha muerto.

Y él andará en la sombra con su sonrisa triste.
Y únicamente entonces sabrás que lo quisiste.

Autor: José Ángel Buesa

viernes, 4 de junio de 2010

Cuando muere el hijo.


En 1983, Abel Posse vivía en París con su mujer y a su hijo Iván, de quince años. Un domingo de invierno al mediodía, el matrimonio salió a comprar el regalo de un amigo. Al regresar, sin que nada lo hiciera prever, les esperaba el descubrimiento más terrible que cualquier padre puede imaginar: el suicidio del hijo.
A casi tres décadas del suceso que marcó su vida, A. decide relatarlo. Todavía puede reconstruir al detalle esas primeras horas: el cuerpo inerte, la sangre, su estupor, la desesperación de la madre, la llegada de los gendarmes, los fríos trámites, el entierro en Père Lachaise. El dolor, la vergüenza, la culpa, la bronca...
La necesidad de desentrañar lo que jamás creyó posible lo lleva a emprender un tour de force detectivesco por el alma del hijo, de pronto, tan desconocida. Examina sus papeles, se entrevista con sus amigos, sus profesores, su médico. Un año después, el trabajo lo destina a Israel. Con su mujer deciden hacer el viaje desde Francia en automóvil, pasando por Grecia. Mileto, Tel Aviv, Jerusalén son el escenario exterior de un viaje iniciático para emerger del laberinto de sufrimiento y muerte que supone la brutal desaparición voluntaria de su hijo adolescente.
Con un estilo depurado que alcanza su máxima excelencia en las estas páginas, Abel Posse ofrece un testimonio de una crudeza sobrecogedora, el documento existencial de un padre que encuentra en la escritura su forma personal de exorcismo. Cuando muere el hijo es una crónica real pero es también una obra literaria inclasificable, perturbadora e imposible de olvidar.

Avance de la última novela escrita por Abel Posse.