sábado, 28 de mayo de 2011

Los escritores y sus temas




A lo largo de todo el siglo XX, uno de los temas predilectos de los escritores fue el análisis de la relación entre el artista y la sociedad y, más concretamente, hasta qué punto éste debe comprometerse con los problemas de aquélla o permanecer al margen, encerrado en su creación.
Del lado del compromiso –a veces, incluso político- estuvieron autores como Bertold Brecht, Franz kafka o, posteriormente, Jean Paul Sartre. En cambio, entre los “encastillados en su torre de marfil” –en acertada frase de un crítico-, quizá uno de los mejores ejemplos sea Juan Ramón Jiménez.
No obstante, también hubo escritores que, sin decantarse por una u otra tendencia, se mantienen al margen, instalados en un cierto escepticismo. Entre éstos se encontraba el germano Thomas Mann (Lübeck, 1875-1955), cuya obra, sin embargo, también muestra una visión de la sociedad moderna que resulta casi siempre trágica. Pero su punto de vista distanciado e irónico le sitúa en un plano superior.
Mann se vio influido por tres personalidades de la cultura alemana: Wagner en la música y Schopenhauer y Nietzsche en la filosofía. Sin embargo, sería el segundo de ellos quién mayor poso intelectual dejó en él, pues con los otros dos mantuvo una relación cuando menos curiosa.

Estaba en desacuerdo con la mayoría de las tesis del autor de El Superhombre y, en cuanto a Wagner, despreciaba su personalidad tanto como le fascinaba su música. Pero, en cualquier caso, su obra refleja el influjo de ambos.
Dos novelas han otorgado fama universal a Mann: La montaña mágica, una de las cimas de la narrativa del siglo XX, y La muerte en Venecia, que expone la degradación moral de un hombre maduro que se enamora de un adolescente.
Sin embargo, el autor germano también escribió relatos breves. Uno de los más conocidos es Tobías Mindernickel, reflexión sobre la crueldad humana. El protagonista es un hombre solitario aquejado de un fuerte complejo de inferioridad. Todos se ríen de él y ello genera un desequilibrio en su personalidad que hace que, cuando compra un perro, descargue en el pobre animal sus arrebatos de ira.
Esaú –así bautiza a su mascota- es su única compañía y, sin embargo, Tobías venga en él todo el desprecio que le brindan los demás. La inferioridad que siente lo ha convertido en una personalidad bipolar que, tan pronto muestra ternura como una absoluta crueldad.
Se trata, en suma, de un certero análisis acerca de esta vertiente del ser humano: muestra como los años de sometimiento a continuadas burlas y desprecio pueden llevar a una persona a desarrollar la misma crueldad que le aplican a él: comportarse de modo perverso, precisamente, con la única criatura que lo acepta y acompaña.

Fuente: Kirjasto

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