miércoles, 29 de junio de 2011

Cuando yo me vaya




Cuando yo me vaya, no quiero que llores,


quédate en silencio, sin decir palabras,


y vive recuerdos, reconforta el alma.




Cuando yo me duerma, respeta mi sueño,


por algo me duermo; por algo me he ido.




Si sientes mi ausencia, no pronuncies nada,


y casi en el aire, con paso muy fino,


búscame en mi casa,


búscame en mis libros,


búscame en mis cartas,


y entre los papeles que he escrito apurado.




Ponte mis camisas, mi sweater, mi saco


y puedes usar todos mis zapatos.




Te presto mi cuarto, mi almohada, mi cama,


y cuando haga frío, ponte mis bufandas.


Te puedes comer todo el chocolate


y beberte el vino que dejé guardado.


Escucha ese tema que a mí me gustaba,


usa mi perfume y riega mis plantas.




Si tapan mi cuerpo, no me tengas lástima,


corre hacia el espacio, libera tu alma,


palpa la poesía, la música, el canto


y deja que el viento juegue con tu cara.


Besa bien la tierra, toma toda el agua


y aprende el idioma vivo de los pájaros.




Si me extrañas mucho, disimula el acto,


búscame en los niños, el café, la radio


y en el sitio ése donde me ocultaba.




No pronuncies nunca la palabra muerte.


A veces es más triste vivir olvidado


que morir mil veces y ser recordado.




Cuando yo me duerma,


no me lleves flores a una tumba amarga,


grita con la fuerza de toda tu entraña


que el mundo está vivo y sigue su marcha.




La llama encendida no se va a apagar


por el simple hecho de que no esté más.




Los hombres que “viven” no se mueren nunca,


se duermen de a ratos, de a ratos pequeños,


y el sueño infinito es sólo una excusa.




Cuando yo me vaya, extiende tu mano,


y estarás conmigo sellada en contacto,


y aunque no me veas,


y aunque no me palpes,


sabrás que por siempre estaré a tu lado.




Entonces, un día, sonriente y vibrante,


sabrás que volví para no marcharme.




( Carlos Alberto Boaglio)

No hay comentarios:

Publicar un comentario