Uno a uno…
Todos nos
iremos borrando,
y no quedará
recuerdo alguno.
Como plumaje
de Quetzal…
nos
desgarraremos.
Como piedra
preciosa de jade…
nos
romperemos.
Todos nos
fragmentaremos,
como copas
de cristal ante la muerte.
Y solo
quedará incólume el eterno rostro,
el corazón
verdadero de nuestros Viejos Abuelos.
Ya se han
ido, ya han partido al lugar de los descarnados.
Mi padre y
mi madre, mis amigos y mis admirados.
Ya tizna la
blancura mis sienes,
mi gente ya
se ve cansada y mi hijo se hace hombre.
Mañana
partiremos y se borrará nuestro rostro y nuestro nombre.
Nadie se
acordará de nuestras flores y de nuestros cantos.
¿Acaso
viviremos en la tierra del Señor de la Muerte?
¿Acaso ni
ahí tendremos rostro? ¿Seremos noche, seremos viento?
Como niebla
blanquecina vagaremos en la noche.
Lo único
verdadero es el recuerdo de nuestros Viejos Abuelos.
Lo único que
no muere son sus flores y sus cantos.
Lo único que
permanece indemne es su recuerdo.
Lo único que
se mantendrá invulnerable es su legado.
Lo único que
sobrevivirá al tiempo será su obra.
Uno a uno
todos nos iremos borrando ante la muerte
y los Viejos
Abuelos permanecerán incólumes como
Mitla y
Monte Alban.
www.toltecayotl.org

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