viernes, 18 de abril de 2014

El Gabo y sus pensamientos





Madrid, 17 abr (EFE).- Gabriel García Márquez fue uno de los escritores más importantes de la historia de la literatura, no solo por haber ganado en 1982 el Premio Nobel, si no por ser el principal exponente latinoamericano del “realismo mágico”.

Y por tener una de las prosas más poéticas de la literatura, reflejada en cada una de sus frases, entre las que destacan las siguientes:

 

Literatura:

Los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía, donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.” (Discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, Estocolmo, 1982).

Yo comencé a ser escritor de la misma forma en que me subí a este estrado: a la fuerza”. (“Yo no vengo a decir un discurso”, 2010).

Escribo para que quieran más. Creo que es una de las aspiraciones fundamentales del escritor” (Revista “Siesta”, España, 1977).

La música me ha gustado más que la literatura”. (“Juventud rebelde”, La Habana, 1988).

Una vez que hago en mis novelas la última lectura ya no me interesan, el libro es como un león muerto”. (Diario 16, Madrid, 1989).

Si uno no crea, es cuando le llega la muerte”. “Cuando no escribo, me muero; y cuando lo hago, también”. (Entrevista con Efe, Sevilla, 1994).

El gran reto de la novela es que te la creas línea por línea, pero lo que descubre uno es que ya en América Latina, la literatura, la ficción, la novela, es más fácil de hacer creer que la realidad” (La vida según…”, TVE, 1995).

La primera condición del realismo mágico, como su nombre lo indica, es que sea un hecho rigurosamente cierto que, sin embargo, parece fantástico”. (“Reforma”, México, 2000).

Como escritor me interesa el poder, porque resume toda la grandeza y miseria del ser humano” (Magazine-La Vanguardia, Barcelona, 2006).

 

Ortografía:

Hay que jubilar la ortografía, terror del ser humano desde la cuna”. “Simplificar la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros”. (Discurso de inauguración del I Congreso Internacional de la Lengua Española, Zacatecas (México), 1997).

 

Premios:

Todos los premios son muy interesantes pero si ya tuve el premio que se considera máximo en Literatura, es mejor dejar los otros galardones para los que vienen detrás o delante”. (Declaraciones realizadas en Oviedo en 1994 por la polémica generada tras decir que no quería recibir el premio Cervantes, al que fue candidato).

 

Medios de comunicación:

Si los intelectuales no despreciaran tanto la televisión, ésta no sería tan mala”. (“Juventud Rebelde”, La Habana, 1988).

El periodismo es el oficio que le interesa “más en el mundo” y lo considera “como un género literario”. (“El espectador”, Colombia, 1991)

La crónica es la novela de la realidad”. (“El espectador”, Colombia, 1991)

La calidad de la noticia se ha perdido por culpa de la competencia, la rapidez y la magnificación de la primicia”.”A veces se olvida que la mejor noticia no es la que se da primero, sino la que se da mejor”. (Semanario “Radar”, Argentina, 1997)

En periodismo no se permiten los términos vagos o simples intentos. Hay que saber las palabras y los conceptos precisos”. (“El Colombiano”, Colombia, 1995)

 

Cine:

Mis relaciones con el cine son las de un matrimonio mal avenido, que no pueden vivir juntos ni separados”. (El País, Madrid, 1987)

No cabe ninguna duda acerca de que ya existe un cine latinoamericano, pero nosotros mismos no le hacemos caso. Hacemos las películas, pero no tenemos ni la distribución ni la exhibición, que son los dos elementos más importantes”. (“El Tiempo”, Colombia, 1991)

 

Fidel Castro:

Es el hombre más tierno que he conocido. Y es también el crítico más duro de la revolución y un autocrítico implacable” (Diario Pueblo, España, 1977)

Todos saben de mi amistad personal con Fidel Castro y que yo apoyo a la revolución cubana”. (Entrevista de radio. Hungría, 1992)

 

Política:

Ningún dirigente político, ningún jefe de Estado oye absolutamente a nadie. De manera que tener influencia en un jefe de Estado es lo más difícil que hay en este mundo, y finalmente ellos terminan teniendo mucha influencia sobre uno”. (“Juventud Rebelde”, Cuba, 1988)

El siglo XX se ha perdido por dos dogmas contrapuestos e igualmente extremos: el socialismo y el capitalismo. El dogma de la propiedad estatal contra el de la libre empresa”. (“La Repubblica”, Italia, 1992)

 

Colombia y América Latina:

El problema del narcotráfico es el problema de las drogas y que este problema se le está escapando, no solo a Colombia. Se le está escapando al mundo de las manos”. (Declaraciones tras mantener una reunión con el entonces presidente de EE.UU., Bill Clinton, en la Casa Blanca en 1997)

Para mí, lo fundamental es el ideal de Bolívar: la unidad de América Latina. Es la única causa por la que estaría dispuesto a morir”. (Semanario “Newsweek”, EEUU, 1996)

Llevo conspirando por la paz en Colombia casi desde que nací” (“El País”, La Habana, 2005)

¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes?”. (“Yo no vengo a decir un discurso”, 2010)

 

Familia:

 

Sobre su esposa afirmó: “Yo pude escribir todas mis obras gracias a que Mercedes se hizo cargo de los asuntos de la vida diaria como mantener la casa y pagar las cuentas cuando no teníamos con qué hacerlo, y también cuando tuvimos mucho. Cuando me meto a algunos de esos asuntos ella me dice: “No fastidies; lo único que tú sabes y debes hacer es escribir.” (Diario “Haaretz”, Israel, 1996)

 

 

Personal:

Mi percepción de la mujer es mágica”. (Diario “Haaretz”, Israel, 1996).

La paz es como la felicidad. Se dispone solamente a plazos y se sabe lo que se tenía después de que se ha perdido”. (Diario “Die Welt”, Alemania, 1988).

La fama estuvo a punto de desbaratarme la vida, porque perturba tanto el sentido de la realidad como el poder” (Magazine-La Vanguardia, Barcelona, 2006).

sábado, 12 de abril de 2014

Policrítica en la hora de los chacales




Julio Cortázar

 

Explicación del título: hablando de los complejos problemas cubanos, una amiga francesa mezcló los términos crítica y política, inventando la palabra "policritique". Al escucharla pensé (también en francés) que entre poli y tique se situaba la sílaba cri, es decir grito. Grito político, crítica política en la que el grito está ahí como un pulmón que respira; así he entendido siempre, así la seguiré sintiendo y diciendo. Hoy hay que gritar una política crítica, hay que criticar gritando cada vez que se lo cree justo: sólo así podremos acabar un día con los chacales y las hienas.


De qué sirve escribir la buena prosa,
De qué vale que exponga razones y argumentos
Si los chacales velan, la manada se tira contra el verbo,
Lo mutilan, le sacan lo que quieren, dejan de lado el resto,
Vuelven lo blanco negro, el signo más se cambia en signo menos,
Los chacales son sabios en los télex,
Son las tijeras de la infamia y del malentendido,
Manada universal, blancos, negros, albinos,
Lacayos si no firman y todavía más chacales cuando firman,
De qué sirve escribir midiendo cada frase,
De qué sirve pesar cada acción, cada gesto que expliquen la
Conducta
Si al otro día los periódicos, los consejeros, las agencias,
Los policías disfrazados,
Los asesores del gorila, los abogados de los trusts
Se encargarán de la versión más adecuada para consumo de
inocentes o de crápulas,
fabricarán una vez más la mentira que corre, la duda que se
instala,
y tanta buena gente en tanto pueblo y tanto campo de tanta
tierra nuestra
que abre su diario y busca su verdad y se encuentra
con la mentira maquillada, los bocados a punto, y va tragando
baba prefabricada, mierda en pulcras columnas, y hay quien
cree
y hay quien olvida el resto, tantos años de amor y de combate,
porque así es, compadre, los chacales lo saben: la memoria es
falible
y como en los contratos, como en los testamentos, el diario de
hoy con sus noticias invalida
todo lo precedente, hunde el pasado en la basura de un presente
traficado y mentido.

Entonces no, mejor ser lo que se es,
Decir eso que quema la lengua y el estómago, siempre habrá
Quien entienda
Este lenguaje que del fondo viene
Como del fondo brotan el semen, la leche, las espigas.
Y el que espera otra cosa, la defensa o la fina explicación,
La reincidencia o el escape, nada más fácil que comprar el diario
Made in USA
Y leer los comentarios a este texto, las versiones de Reuter o
De la UPI
Donde los chacales sabihondos le darán la versión satisfactoria,
Donde editorialistas mexicanos o brasileños o argentinos
Traducirán para él, con tanta generosidad,
Las instrucciones del chacal con sede en Washintong,
Las pondrán en correcto castellano, mezcladas con saliva
nacional
Con mierda autóctona, fácil de tragar.
No me excuso de nada, y sobre todo
No excuso este lenguaje,
Es la hora del Chacal, de los chacales y de sus obedientes:
Los mando a todos a la reputa madre que los parió,
Y digo lo que vivo y lo que siento y lo que sufro y lo que
Espero.

Diariamente, en mi mesa, los recortes de prensa: París,
Londres,
Nueva York, Buenos Aires, México City, Río. Diariamente
(en poco tiempo, apenas dos semanas) la máquina montada,
la operación cumplida, los liberales encantados, los
revolucionarios confundidos,
la violación con letra impresa, los comentarios compungidos,
alianza de chacales y de puros, la manada feliz, todo va bien.
Me cuesta emplear esta primera persona del singular, y más me
Cuesta
Decir: esto es así, o esto es mentira. Todo escritor, Narciso, se
Masturba
Defendiendo su nombre, el Occidente
Lo ha llenado de orgullo solitario. ¿Quién soy yo
Frente a los pueblos que luchan por la sal y la vida,
Con qué derecho he de llenar más páginas con negociaciones y
Opiniones personales?
Si hablo de mí es que acaso, compañero,
Allí donde te encuentran estas líneas,
Me ayudarás, te ayudaré a matar a los chacales,
Veremos más preciso el horizonte, más verde el mar y más
Seguro el hombre.
Les hablo a todos mis hermanos, pero miro hacia Cuba,
No sé de otra manera mejor para abarcar la América Latina.
Comprendo a Cuba como sólo se comprende al ser amado,
los gestos, las distancias y tantas diferencias,
las cóleras, los gritos: por encima está el sol, la libertad.

Y todo empieza por lo opuesto, por un poeta encarcelado,
Por la necesidad de comprender por qué, de preguntar y de
Esperar,
Qué sabemos aquí de lo qué pasa, tantos que somos Cuba,
Tantos que diariamente resistimos el aluvión y el vómito
De las buenas conciencias,
De los desencantados, de los que ven cambiar ese modelo
Que imaginaron por su cuenta y en sus casas, para dormir
Tranquilos
Sin hacer nada, sin mirar de cerca, la luna de miel barata con su isla
Paraíso
Lo bastante lejana para ser de verdad paraíso
Y que de golpe encuentran en su cielito lindo les cae en la
Cabeza.
Tienes razón Fidel: sólo en la brega hay derecho al
Descontento,
Sólo de adentro ha de salir la crítica, la búsqueda de fórmulas
Mejores,
Sí, pero de adentro es tan afuera a veces,
Y si hoy me aparto para siempre del liberal a la violeta, de los
que firman los virtuosos textos
por-que-Cu-ba-no-es-eso-que-e-xi-gen-sus-es-que-mas-de-bu-fe-te,
no me creo excepción, soy como ellos, qué habré hecho por
Cuba más allá del amor,
Qué habré dado por Cuba más allá de un deseo, una esperanza.
Pero me aparto ahora de su mundo ideal, de sus esquemas,
Precisamente ahora cuando
Se me pone en la puerta de lo que amo, se me prohíbe
Defenderlo,
Es ahora que ejerzo mi derecho a elegir, a estar una vez más y
Más que nunca
Con tu Revolución, mi Cuba, a mi manera. Y mi manera torpe,
A manotazos,
Es ésta, es repetir lo que me gusta o no me gusta,
Aceptando el reproche de hablar desde tan lejos
Y a la vez insistiendo (cuántas veces lo habré hecho para el
Viento)
En que soy lo que soy, y no soy nada, y esa nada es mi tierra
Americana,
Y como pueda y donde este signo siendo tierra, y por sus
Hombres
Escribo cada letra de mis libros y vivo cada día de mi vida.
 

Comentario de los chacales (vía México, reproducida con alborozo en Río de Janeiro y Buenos Aires): “El ahora francés Julio Cortázar… etc.”. De nuevo el patrioterismo de escarapela, cómodo y rendidor, de nuevo la baba de los resentidos, de tantos que se quedan en sus pozos sin hacer nada, sin ser oídos más que en sus casas a la hora del bife; como si en algo dejara yo de ser latinoamericano, como si un cambio a nivel de pasaporte (y ni siquiera lo es, pero no vamos a poner a explicar, al chacal se lo patea y se acabó) mi corazón fuera a cambiar, mi conducta fuera a cambiar, mi camino fuera a cambiar. Demasiado asco para seguir con esto; mi patria es otra cosa, nacionalista infeliz; me sueno los mocos con tu bandera de pacotilla, ahí donde estés. La revolución también es otra cosa; a su término, muy lejos, tal vez infinitamente lejos, hay una magnífica quema de banderas, una fogata de trapos manchados por todas las mentiras y la sangre de la historia de los chacales y los resentidos y los mediocres y los burócratas y los gorilas y los lacayos.

Y así es, compañeros, si me oyen en La Habana, en cualquier
parte,
hay cosas que no trago,
hay cosas que no puedo tragar en una marcha hacia la luz,
nadie llega a la luz si saca a relucir los podridos fantasmas del pasado,
si los perjuicios, los tabúes del macho y de la hembra
siguen en sus maletas,
y si un vocabulario de casuistas cuando no de energúmenos
arma la burocracia del idioma y los cerebros, condiciona a los
pueblos
que Marx y que Lenin soñaron libres por dentro y por fuera,
en carne y en conciencia y en amor,
en alegría y trabajo.
Por eso, compañeros, sé que puedo decirles
Lo que creo y no creo, lo que acepto y no acepto,
Está mi policrítica, mi herramienta de luz,
Y en Cuba sé de ese combate contra tanto enemigo,
Sé de esa isla de hombres enteros que nunca olvidarán la risa y
La ternura,
Que las defenderán enamoradamente,
Que cantan y que beben entre turnos de brega, que hacen
Guardia fumando,
Que son los que buscó Martí, lo que firmaron con su sangre
Tantos muertos
A la hora de caer frente a chacales de dentro y a chacales de
Fuera.
No seré yo quien proclame al divino botón el coraje de Cuba y
Su combate;

Siempre hay alguna hiena maquinada de juez, poeta o crítico,
Lista a cantar las loas de lo que odia en el fondo de sus tripas,
Pronta a asfixiar la voz de los que quieren el verdadero diálogo,
El contacto
Por lo alto y por lo bajo: contacto con ese hombre que manda
En el peligro porque el pueblo
Cuenta con él y sabe
Que está ahí porque es justo, porque en él se define
La razón de la lucha, del duro derrotero,
Porque jugó su vida con Camilo y el Che y tantos que pueblan
De huesos y memorias la tierra de la palma;
Y también en contacto Con el otro, el sencillo camarada que necesita la palabra y el rumbo
Para impulsar mejor la máquina, para cortar mejor la caña.

Nadie espere de mí el elogio fácil,
Pero hoy es más que nunca tiempo de decisión y de aguas
Claras:
Diálogo pido, encuentro en las borrascas, policríticas diaria,
No acepto la repetición de humillaciones torpes,
No acepto risas de los fariseos convencidos de que todo anda
Bien después de cada ejemplo,
No acepto la intimidación ni la vergüenza. Y es por eso que
Acepto
La crítica de veras, la que viene de aquel que aguanta en el
timón,
de aquellos que pelean por una causa justa, allá o aquí, en lo
alto o en lo bajo,
y reconozco la torpeza de pretender saberlo todo desde un mero
escritorio
y busco humildemente la verdad en los hechos de ayer y de
mañana,
y te busco la cara, Cuba la muy querida, y soy el que fue a ti
como se va a beber el agua, con la sed que será racimo o canto.
Revolución hecha de hombres,
Llena estarás de errores y desvíos, llena estarás de lágrimas y
Ausencias,
Pero a mí, a los que tantos en horizontes somos pedazos de
América Latina,
Tú nos comprenderás al término del día,
Volveremos a vernos, a estar juntos, carajo,
Contra hienas y cerdos y chacales de cualquier meridiano,
Contra tibios y flojos y escribas y lacayos
En París, en La Habana o Buenos Aires,
Contra lo peor que duerme en lo mejor, contra el peligro
De quedarse atascado en plena ruta, de no cortar los nudos
Machetazo limpio,
Así yo sé que un día volveremos a vernos,
Buenos días, Fidel, buenos días, Haydée, buenos días mi Casa,
Mi sitio en los amigos y en las calles, mi buchito, mi amor,
Mi caimancito herido y más vivo que nunca,
Yo soy esta palabra mano a mano como otros son tus ojos o tus
Músculos,
Todos juntos iremos a la zafra futura,
Al azúcar de un tiempo sin imperios ni esclavos.

Hablémonos, eso es de hombres: al comienzo
fue el diálogo. Déjame defenderte
cuando asome el chacal de turno, déjame estar ahí. Y si no lo
quieres,
oye, compadre, olvida tanta crisis barata. Empecemos de nuevo,
di lo tuyo, aquí estoy, aquí te espero; toma, fuma conmigo,
largo es el día, el humo ahuyenta los mosquitos. Sabes,
nunca estuve tan cerca
como ahora, de lejos, contra viento y marea. El día nace.

FIN
(Publicado en: www.ciudadseva.com)

viernes, 4 de abril de 2014

El laberinto de la soledad: monólogo, delirio y diálogo



Octavio Paz en 1938 Foto tomada del libro México inédito; Carla Zarebska y Alejandro Gómez


Antonio Valle

l

Como Antonio Machado, Octavio Paz creía en lo otro, en la “esencial heterogeneidad del ser”; “en la increíble otredad que padece lo uno”. Estas líneas, que forman parte del epígrafe con el que Octavio Paz comienza El laberinto de la soledad, establecen la ruta principal que seguirá el poeta en este ensayo clásico para abordar el problema de la identidad de los mexicanos; tentativa permanente por explicar los fragmentos de múltiple procedencia existencial en que vivimos, esa incurable otredad que padece lo uno, ese “yo”, que, en sus orígenes infantiles –con todo lo que implica de inocencia–, será una fuente de alteración ambivalente, una fuente dual de amor y odio; un “yo” ligado también a los compañeros mágicos que tanto han nutrido a la poesía, a las literaturas fantásticas, a las filosofías y personajes especulares que se han enamorado y rebelado frente a los espejos. Otredad del sujeto atado a una ley anterior y exterior a él mismo. Así, para el psicoanálisis, el inconsciente no se concibe como un ser escondido en el sujeto, sino como algo –alguien– transindividual y como discurso del otro.

II

Al darse cuenta de que en México concurren distintas razas y lenguas, así como varios niveles históricos, Octavio Paz se propuso operar con algunos de los elementos psicoanalíticos que Samuel Ramos utilizó en El perfil del hombre y la cultura en México, análisis anímico de corte antropológico empleado en El laberinto... que puede ilustrase con la metáfora de las pirámides, de las ciudades y el alma, donde –dice Paz– “se mezclan y superponen nociones y sensibilidades enemigas y distantes”. Separar y poner en claro el funcionamiento de los diversos fragmentos y elementos de esta mezcla, enredo o palimpsesto, fue la tentativa principal del legendario ensayo, cuyo objetivo final –o imán– sería provocar que “subieran a la conciencia aquellas capas”; “confluencia de muchas corrientes y épocas” que permanecían ocultas o veladas. Fue a partir de una temporada en la que Octavio Paz vivió en Los Ángeles, que obtuvo algunos vislumbres de una “mexicanidad que no acababa de ser”, (que) “no acababa de desaparecer”. Para desarrollar sus tesis analizó la figura del pachuco, cercana a la del caifán, que entre otros avatares de “lo mexicano” en Estados Unidos, ha integrado una sucesión de seres míticos que viven en una soledad abismal, pero que tampoco han cesado en su empeño de encontrar su propia identidad y origen.

¿Qué bulle dentro de nosotros que nos provoca tanta vergüenza y apocamiento? El cambio experimentado por los mexicanos, desde que apareció El laberinto de la soledad hasta nuestros días, ha sido pesado, lento, doloroso y contradictorio, pero comienzan a verse algunas luces y señales con las que podemos reanudar el diálogo desde el fondo de esas aguas estancadas, desde esos estamentos, fronteras y callejones que nos separan y dividen para que sea posible reanimarnos.

III

Paz dice que los mexicanos somos grandes simuladores, que nos convertimos –y convertimos a los demás– en fantasmas, los ninguneamos, obramos como si no existieran; así, “la sombra de ninguno se extiende sobre México”, sombra existencial y psicológica que perfectamente puede verse durante las pobres participaciones internacionales que “tenemos” en las competencias de futbol, juego y pasión nacional por excelencia; incluso, durante varios años al mismo Octavio Paz se le ha infamado y exaltado.

No parece que ese juego haya terminado porque a su obra, mal o escasamente leída, se le hizo un vacío; es una obra a la que “cualquiera” (otra variante de ninguno) podía descalificar y ningunear. Por ejemplo, a raíz de su muerte, cierta derecha intelectual con una formación precaria lo criticaba por haber escrito “incomprensibles” ensayos  como El arco y la lira, poemas herméticos (igualmente impenetrables) como “Blanco”, o ensayos radicales y críticos como El ogro filantrópico. Por el contrario, una izquierda intelectual tipo rancherita ilustrada, “no se la acababa” con las declaraciones políticas de Paz en torno a las dictaduras comunistas, a los caudillos autócratas y a los caciques territoriales. En ambos casos, lo que menos le importaba a estas fracciones “eruditas” eran sus magníficos ensayos y poemas. Por supuesto, parte de estas prácticas, que suelen ser rituales y dramáticas, se traducen en argumentos y opiniones diametralmente excluyentes, y pueden explicarse a la luz de los elementos que el mismo Paz ofrece en El laberinto de la soledad, mutua incomunicación de algunos estratos pensantes y represión de “algo inconfesable” (acaso intereses de grupo de vocación autoritaria) que, como mexicanos inteligentes y sensibles, nos ha impedido –hasta ahora– conversar y ser.

Precisamente algo de las múltiples virtudes que debe agradecerse en el laberinto de nuestro ancestral retraimiento, es el empleo de la cuarta persona del plural, un “nosotros” incluyente que, de esta manera, nos ofrece una perspectiva integral de México. Por otro lado, es necesario decir que existen sectores académicos e intelectuales que, ejerciendo una crítica democrática, han sabido desarrollar un diálogo inteligente, no absurdo (del latín: de sordos) pero tampoco apabullado ante la inmensa obra de Octavio Paz.

IV

Algunos temas y expresiones de El laberinto... parecen haber sido escritos entre 2013 y 2014. Por ejemplo: “matamos porque la vida, la nuestra y la ajena, carece de valor”. De nuevo, desde la cuarta persona del plural, Paz habla, desde hace más de medio siglo, de una violencia ancestral que en la “postmodernidad” –concepto ahistórico y estético que a Paz le fastidiaba un poco–, a través de la violencia y el crimen, sigue campeando en México, ahora con mayor crudeza. Entre otras cosas, dice Paz, “el mexicano no quiere ser ni indio ni español”; “se vuelve hijo de la nada”; cree que él “empieza en sí mismo”, situación psíquica y existencial que le genera una sensación de vivir en un estado de falta, de soledad y culpa irremediable.

V

A mediados de la década de los setenta, en los ambientes juveniles y universitarios de izquierda, Octavio Paz era un escritor al que pocos queríamos leer –ni siquiera buscábamos El laberinto de la soledad. Se decía que en ese ensayo clásico, además de haber imitado el método psicoanalítico utilizado por Samuel Ramos en El perfil del hombre y la cultura en México, Paz había abjurado de una tradición política vinculada a las izquierdas; se decía que era un joven romántico que se había hecho presente con el bando republicano en la Guerra civil española y después un hombre que renunció a la embajada de India al enterarse de la tragedia en México 68.

Dejé de criticar a Octavio Paz, poeta al que sólo conocía de oídas, cuando abrí una vieja edición de El laberinto de la soledad. Entonces me enteré de que, para Paz, Samuel Ramos había iniciado un examen del mexicano que fue la “primera tentativa seria por conocernos”. Ingenuamente trataba de descubrir los argumentos con los que Octavio Paz pretendía justificar su distanciamiento ideológico de las izquierdas. Esa edición, publicada por el FCE en 1967, no incluía el vibrante texto en el que Paz hacía un ajuste conceptual en torno al pasado precolombino, tema álgido por el que frecuentemente fue cuestionado, donde reconocía y daba visibilidad a una parte sustancial del poliedro cultural e histórico de los mexicanos. Por otro lado, cuando en la década de los ochenta se llevaron a cabo las reformas radicales que adoptó la Perestroika (puntilla del llamado socialismo real que culminó con la caída del Muro de Berlín), se confirmaron las tesis políticas que Paz venía sosteniendo desde varias décadas atrás, cuando el poeta solía decirle a sus exaltados interlocutores: “usted no quiere dialogar conmigo, usted pretende avasallarme”, frase que ilustra el interminable diálogo de sordos que se representó en algunos debates públicos. Como toda confrontación política, esas batallas llenas de pasión y excesos verbales, más tarde fueron llevadas a las páginas de revistas y suplementos culturales en donde grupos, capillas y fracciones radicales solían –y suelen todavía– seguir adelante con una lucha ancestral, lucha que tenía el semblante ligeramente fratricida con el que los mexicanos históricamente habían resuelto sus diferencias, disputa ideológica y política que lentamente se fue convirtiendo en el déjá vu recurrente de los intelectuales sumisos (agachados por conveniencia y/o deslumbramiento) y la de los chingones (alzados y desafiantes ante la originalidad y el poder de la obra realizada por Octavio Paz). Así, a la sombra de Paz, la derecha intelectual condenaba por igual a genuinos demócratas que buscaban salir de la larga noche en que las dictaduras militares habían hundido a varios países de América Latina; mientras que la izquierda solía defender a caudillos autócratas y violentos.

VI

Fue a principios de los ochenta cuando, obligado a guardar reposo, comencé a ver por el Canal 2 de la televisión (otra señal ominosa de los cambios experimentados por Paz) algunos de los programas realizados con un formato y una producción que a la mayoría de televidentes debió aburrirlos hasta el cansancio. Entonces, como hoy, se trataba de un auditorio acostumbrado a colocarse frente a las pantallas para dejar “pasar el tiempo” mientras que, divertido y sin pensar, desarrollaba nuevos hábitos de consumo; era justo lo contrario de lo que proponían aquellas célebres conversaciones con Octavio Paz interactuando con algunos personajes inteligentes y sensibles.

VII

A la distancia, y parafraseando con el concepto –primero poético y luego psicoanalítico– de “exponer” el “pasado en claro”, ese juego de reconsideraciones históricas cuyo resultado es estimulante ha provocado una nueva síntesis veteada de luz y sombra. Así, además de los ajustes hechos en Otra vuelta al laberinto de la soledad, en el discurso “La búsqueda del presente” que pronunció al recibir el Premio Nobel, Paz dijo que “el México precolombino nos habla en el lenguaje cifrado de mitos y costumbres”. Es  necesario terminar por descubrir ese lenguaje oculto, para que la búsqueda del presente sea “la búsqueda de la realidad real”.

VIII

Por último, al reflexionar en torno a la Revolución mexicana, Octavio Paz piensa que fue “la explosión de una realidad histórica y psíquica reprimida”, y que “más que una revolución fue una revelación”, develamiento que, después de asomarse a la conciencia por unos instantes –como al final de un sueño–, volvió a hundirse en esa especie de inconsciente colectivo que es México, donde se ocultaron no sólo los dioses y las distintas realidades políticas y étnicas, sino los distintos tiempos que siguen latiendo en el país. Por eso –continúa diciendo Paz– un día descubrió que “volvía al punto de partida”, que la modernidad –ese concepto tan caro para el maestro– implicaba hacer un descenso a los orígenes. “En mi peregrinación en busca de la modernidad”, continúa diciendo Paz, se dio cuenta de que “hoy es la antigüedad más antigua… Habla en náhuatl, traza ideogramas chinos del siglo IX y aparece en la pantalla de televisión… es simultaneidad de tiempos y de presencias”. De ahí debe surgir el otro tiempo, el verdadero. Hoy, cuando “la supuesta racionalidad de la historia se ha evaporado”, es preciso acelerar la reflexión en torno a la identidad y el “alma” del mexicano, ese ser que “cuando se expresa se oculta”; es preciso afinar cierta metodología de tipo psicoanalítico que nos permita re-conocer “nuestros mitos y creencias”, así como “nuestra vida erótica”, para completar los análisis emprendidos por Octavio Paz y por Samuel Ramos, a los que habría que agregar el nombre y la obra de Leopoldo Zea y de Edmundo OGorman (citados por Paz en El laberinto...); los nombres de Bolívar Echeverría y de Ricardo Pozas, los de Luis Villoro y de Miguel León-Portilla, de Laurette Séjourné y Eduard Seler, los de Carlos Fuentes y  Carlos Monsiváis y Roger Armando Bartra, entre muchos otros ilustres compatriotas y extranjeros con los que es necesario dialogar para acercarnos a la verdad oculta, al inconsciente que late bajo las máscaras taciturnas y solares de los mexicanos.