“Habría
que encontrar el modo de convertir la cultura en necesidad. Se ha querido situar a la cultura como un peldaño en la escala de
la educación, pero la cultura tiene en realidad los propios peldaños de su
propia escalera. A veces cultura y educación suben en paralelo, se entrecruzan
y se encuentran pero nunca se confunden; la cultura pertenece al lenguaje de la
identidad, a la gramática de la exaltación de la vida, es tan básica y tan
alimenticia como nuestra tortilla y nuestros frijoles, tan indispensable como
el agua y la vivienda, tan gratificante como el amo.”

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