viernes, 21 de agosto de 2009

DESPEDIDA


Cuando ya te hayas marchado,
quedará el silencio obscuro de mi tiempo,
quedará suspendido el arcoiris
en el llanto pasajero de la lluvia,
y la rosa tímida, implorante,
dejará caer sus pétalos
sobre le piso invernal de mi existencia.

Cuando ya te hayas marchado,
mis manos tamblarán de mil caricias,
y de mis ojos brotarán silentes
viejas lágrimas
alguna vez ya retenidas,
y el infinito azul de mi esperanza
buscará el retorno gris de su pasado
en doliente fracaso por tu ausencia.

Cuando ya te hayas marchado,
sellaré mis labios para siempre
con el último beso del amor,
y esperaré paciente que tus manos
me convoquen hacia el sol del infinito,
y junto caminemos por la noche
escuchando el latir del corazón.

Cuando ya te hayas marchado,
tu sonrisa infantil, diáfana y triste,
partirá volando
a la caza de un destino intangible,
y el silencio guardará el secreto
de tu brisa tibia y perfumada
con el roce suave de tu piel
ya calcinada,
por el fúnebre adios, por el olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario