Por: Alma Delia Murillo - marzo
15 de 2014
COLUMNAS, Posmodernos y jodidos
Publicado en: sinembargo.comCOLUMNAS, Posmodernos y jodidos
Los mexicanos tenemos una peculiaridad innegable:
ah cómo nos gusta hablar; nos vamos de la boca a la menor provocación. Hablamos
como descosidos, incluso los que presumen de calladitos. Y los que tienen un
micrófono, ni se diga.
Pasando por comentaristas deportivos, escritores,
periodistas, vedettes y hasta presidentes y ex presidentes; aquí todos tenemos
algo que sugerir, algo que analizar, algún riguroso dato venido de nuestra más
aguda y suspicaz interpretación.
En algunos casos el resultado es la pura
felicidad y alcanza para morirnos de risa con los disparates que decimos que a
veces son tan buenos que se vuelven cuasi poéticos. Pero en otros el desvarío
es una real y contumaz chingadera.
Es que entre una y otra variante se escucha cada
cosa que, al menos a mí, me hace dudar de mis capacidades cognitivas y me quedo
patidifusa, ojicuadrada, lengüimuda y orejiconfundida; el tacto y el olfato sí
los conservo al tiro, por si se ocupan.
Se me ha ocurrido entonces, que para comprender
mejor lo que acontece en México y el idioma que hablamos los mexicanos,
deberíamos promover la formación de una Real Academia de la Lengua Larga
Mexicana y una Real Academia de la Lógica Corta Mexicana. Propuesta que auguro
sería internacionalmente aplaudida pues a la Humanidad le fascina explicarse
todo a partir de categorías y definiciones.
Suponiendo que ya existieran ambas instituciones
y que yo fuera parte de las mismas, me permitiría sugerir a sus honorables
miembros los siguientes conceptos que llevo ya rato elaborando en sesudas
cavilaciones.
Haiga. No es un verbo, no es un
sustantivo, no es un adverbio: lo es todo. De uso popular para sincretizar los
vocablos “Haga” del imperativo hacer con “Aya”, la custodia de nuestra
educación y “Haya”, el árbol de abundante follaje. Así que cuando un candidato diga
que ganó la presidencia del país haiga sido como haiga sido (sic y hic),
ya sabremos que está apelando a las acciones, la educación y la naturaleza;
luego su triunfo será irrefutable.
Cinco minutitos. Unidad especial de medida
del tiempo. La magnitud física de los cinco minutitos es más bien de orden
simbólico y cabalístico. Similar a la cifra cuarenta reiteradamente utilizada
en la Biblia para referirse a las pruebas transformadoras – los cuarenta días
de Jesús en ayuno, los cuarenta años del pueblo de Israel en el desierto- o el
sagrado número siete para renovar ciclos y acercarnos a lo divino; los cinco
minutitos simbolizan la eternidad pues en ellos caben todos los tiempos. Al
escuchar a un mexicano comprometer algo en cinco minutitos, sepa que usted podría
esperar quince minutos, dos horas, una década o la vida entera.
Lo que viene siendo. El eterno devenir del
ser: no somos, no fuimos, venimos siendo. El cambio incesante del que hablaba
el filósofo Heráclito. La realidad inasible pero presente. En este entendido
resulta lógico decir lo que viene siendo la última versión del sistema
operativo X, porque pronto vendrá siendo otra. Hablamos de lo que viene siendo
la realidad traslapada en todos sus tiempos, una suerte de nuevo orden
metafísico de la existencia.
Al chile, al chile. Nos referimos a la
palabra chile que viene de la voz náhuatl “chilli” y con la que nombramos a esa
baya tan picante que acelera las pulsaciones, hace sudar, moquear y ver
lucecitas blancas cuando se consume de forma directa. Es un pequeño tormento,
un pequeño placer y una breve demostración de valentía. Si un mexicano jura
amor o lealtad al chile, al chile; quiere decir que está dispuesto a la
taquicardia, la sudoración, el escurrimiento nasal y las alucinaciones para
cumplirlo. De manera que si usted quiere garantizar la efectividad de un
contrato, agregue una cláusula final que diga: “Fulano de tal se compromete al
cumplimiento de lo aquí firmado al chile, al chile”. Y ahórrese la consulta con
los abogados.
Nostés chingando. La economía lingüística
mexicana es bien conocida, ¿para qué gastar saliva diciendo no me estés
chingando si nostés chingando puede comunicar el mismo mensaje? Otros ejemplos
de tal cualidad los hallamos en los vocablos “Ahitá” (Ahí está), “Ora” (Ahora)
y “Paqué” (Para qué). Nostés chingando denota la definición de un límite,
equivale a decir “Por favor ya no me molestes” o “¿Y yo por qué?”, frase
célebre de aquel vergonzante ex presidente que se preguntaba qué injusta
responsabilidad se le implicaba en el país al que presidía. Nostés chingando
también revela hartazgo, poca paciencia, peligrosa cercanía con el límite. Es
recomendable no insistir cuando se recibe tal respuesta a un requerimiento.
(Sugiero especialmente a las mujeres tomar nota de esta recomendación).
Dese, deste/ Desa, desta/ Desos, destos.
Se trata de la figura retórica conocida como Alusión; aquí los mexicanos
nos referimos al hecho, al objeto, sujeto, emoción, suceso, ente, animal o cosa
sin nombrarlo. “Dame el dese”, “No encuentro la desta”, “Te lo juro por mis
destos”. Y usted, se lo garantizo, comprenderá a qué nos referimos aún cuando
el sustantivo se encuentre ausente.
On tá. Nuevamente un magistral ahorro de
recursos. No despilfarramos energía preguntando “¿Dónde está?” si no es
necesario. On tá es una pregunta para solicitar información del paradero de
algo o alguien. ¿On tá el coche?, ¿On tá bebé?, ¿On tá el muerto? Sí, usted
debe saber que en México hay muertos que se pierden, sobre todo cuando están
vivos; como el conocido y rabiosamente actual caso del narcotraficante Nazario
Moreno, alias “El Chayo”; que registra dos fechas de muerte y parece que la
segunda es la definitiva aunque nadie apostaría por ello.
Y aquí voy a parar porque peligra mi equilibrio
mental. Me quedo con dos conclusiones. La primera es ésta, urge legislar:
además de las academias reales que propongo necesitamos redefinir legalmente
qué es un muerto y el alcance de un plazo de cinco minutitos.
La segunda es que quiero reiterar mi admiración a
Cantinflas. Ese señor, créanlo, no sabía lo que hacía, pero sabía con una
precisión demoníaca lo que decía.
Y ahí nomás, yastuvo.

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